
Tengo la firme convicción, de que si estás me consolido,
Y la sospecha de que ni sospechas cuanto te amo…
He conocido en mi un sentimiento que ni siquiera yo sabia que existía, por lo menos no con esa fuerza. He descubierto que no necesito tenerte para quererte, que quizás sea esa la esencia del maldito amor, y que quizás sea este el precio que hay que pagar por sentirlo. He comprobado que en el camino encuentras a personas dispuestas a quererte, pero yo solo he sabido ir hacia atrás y he acabado perdiéndolas. Hoy no quiero a nadie que no seas tú. Y no me culpo, ni siquiera te culpo a ti. No me castigo, ni me martirizo por eso. No me da miedo. No albergo esperanzas, albergo recuerdos y puede que ahí prevalezca mi error. Hace tiempo dejé de tener el derecho de estar,pero que aunque tu no quieras permaneceré siempre, hasta cuando creas que he dejado de hacerlo. Aposté por nosotros y siempre me alegraré de haberlo hecho porque en esa etapa de mi vida hiciste que vivir mereciera aún más la pena. A pesar de las peleas, a pesar de los terceros. Aquí tienes una sonrisa que será siempre para ti, aquí tienes cada momento si algún día te da por recordar, aquí estaré siempre.
En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado.Que las cosas que importan de verdad son las que se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa... Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo.Pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, para bien o para mal, te das cuenta de que nada depende de tí, que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa.Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú les des importancia.
Nos reímos. Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que él ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdida. O mejor dicho, estás enamorada, lo que, en realidad, es un poco lo mismo...